Estas acciones han provocado una escalada de tensiones con Venezuela, cuyo gobierno las califica como una "guerra no declarada".

Bajo órdenes directas del presidente Trump, las fuerzas militares estadounidenses han realizado al menos tres "ataques cinéticos letales" contra embarcaciones en el Caribe sur, presuntamente vinculadas al narcotráfico procedente de Venezuela. Trump anunció personalmente estas operaciones a través de su red social Truth Social, publicando videos de los ataques y afirmando que resultaron en la muerte de al menos 17 "narcoterroristas", algunos de los cuales vinculó con la pandilla Tren de Aragua. La justificación de la Casa Blanca se centra en la seguridad nacional y la necesidad de frenar el flujo de drogas hacia Estados Unidos.

Sin embargo, estas acciones han sido calificadas por la organización Human Rights Watch como "ejecuciones extrajudiciales ilícitas".

El gobierno de Venezuela, liderado por Nicolás Maduro, ha respondido con contundencia, describiendo los ataques como "actos de agresión armada" y una amenaza directa a su soberanía. El ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, declaró que "Venezuela no permitirá que potencias extranjeras conviertan el Caribe en un teatro de guerra encubierta.

Defenderemos nuestra soberanía con firmeza y responsabilidad".

Como respuesta, Venezuela ha reforzado su presencia militar en la región, realizando ejercicios como la "Operación Caribe Soberano 200" y desplegando unidades navales y aéreas.

Aunque Trump ha negado que busque un "cambio de régimen", la escalada militar ha llevado las relaciones bilaterales a un punto crítico, con Maduro afirmando que el país está preparado para una "lucha armada" si es agredido.