La proclamación firmada por el presidente Trump busca, según sus defensores, proteger los empleos estadounidenses y asegurar que las empresas contraten talento extranjero solo cuando sea indispensable. El secretario de Comercio, Howard Lutnick, afirmó que el objetivo es que “si vas a capacitar a las personas, vas a capacitar a estadounidenses”.

Esta nueva cuota representa un aumento asombroso, considerando que la tarifa anterior era de solo 215 dólares. La medida ha causado especial preocupación en la India, país de origen de más del 70% de los titulares de visas H-1B. El Ministerio de Asuntos Exteriores indio advirtió sobre posibles “consecuencias humanitarias debido a la perturbación causada a las familias”.

Simultáneamente, Trump lanzó un nuevo esquema migratorio para atraer capital extranjero: la “tarjeta dorada”, una visa con camino a la ciudadanía por un millón de dólares, o dos millones si es patrocinada por una empresa. Adicionalmente, se anunció una “Tarjeta Platino” de 5 millones de dólares para extranjeros adinerados. Críticos como Doug Rand, exfuncionario de inmigración, calificaron el aumento de la tarifa H-1B como “ridículamente ilegal” y una maniobra para satisfacer a los partidarios de la restricción migratoria, anticipando que enfrentará desafíos legales.