El incidente avivó el debate sobre la política migratoria de la administración Trump y la retórica política en el país. El ataque ocurrió en la mañana del 24 de septiembre, cuando un francotirador, identificado como Joshua Jahn de 29 años, abrió fuego desde la azotea de un edificio cercano hacia una furgoneta que trasladaba detenidos. En la escena del crimen, los investigadores recuperaron casquillos con la inscripción “ANTI-ICE”, lo que llevó al FBI a investigar el hecho como un acto de “violencia dirigida” con posible trasfondo ideológico. La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de México confirmó que uno de los heridos de gravedad es un ciudadano mexicano, quien fue hospitalizado en estado crítico.

El presidente Donald Trump reaccionó rápidamente, culpando a sus opositores políticos.

En su red Truth Social, escribió: “Esta violencia es el resultado de la constante demonización de las fuerzas del orden por parte de los demócratas de izquierda radical, que llaman a desmantelar ICE y tratan a los agentes de ICE de ‘nazis'”. El vicepresidente JD Vance también se pronunció, asegurando que el ataque tenía una “motivación política” animada por la retórica de líderes demócratas.

La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, ordenó aumentar la seguridad en todas las instalaciones de ICE a nivel nacional.