y Memphis.

La justificación oficial de la Casa Blanca se centra en la protección de las instalaciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), que según Trump están “asediadas por ataques de Antifa y otros terroristas domésticos”. La decisión se produce tras varias jornadas de protestas frente a un centro de detención de ICE en la ciudad y se vincula directamente con el reciente tiroteo en una instalación similar en Dallas, Texas. Tras ese incidente, el director del FBI, Kash Patel, compartió una imagen de un cartucho con la inscripción “ANTI-ICE” encontrado en la escena, lo que llevó a Trump a acusar a los demócratas de alentar una retórica violenta contra las autoridades migratorias. La medida ha sido rechazada enérgicamente por las autoridades locales.

La gobernadora de Oregón, Tina Kotek, y el alcalde de Portland, Keith Wilson, ambos demócratas, habían negado previamente la necesidad de tropas federales. Kotek afirmó haberle dejado claro a Trump que “no hay ninguna amenaza contra la seguridad nacional en Portland” y que el estado es capaz de gestionar su propia seguridad pública. Por su parte, el alcalde Wilson advirtió que el presidente “no encontrará aquí ni anarquía ni violencia, a menos que planee cometerlas él mismo”.