Además del sector farmacéutico, la nueva política arancelaria incluye un 50% sobre gabinetes de cocina y baño, un 30% sobre muebles tapizados y un 25% sobre camiones pesados fabricados en el extranjero.

El presidente justificó estas medidas como necesarias para proteger a los fabricantes nacionales de la “competencia desleal” y por razones de “seguridad nacional”. Sin embargo, la decisión ha generado preocupación entre economistas y líderes de la industria. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, advirtió que el aumento en los precios de bienes importados ya está contribuyendo a la inflación. Expertos temen que estos nuevos aranceles intensifiquen la presión inflacionaria y que los costos sean finalmente transferidos a los consumidores, afectando desde el precio de los medicamentos hasta los costos de construcción y transporte.

La medida también podría impactar a México, especialmente en sectores como el aluminio y el cobre, encareciendo productos de consumo diario.