Trump se muestra optimista, declarando que un acuerdo está “muy cerca”, mientras que Netanyahu mantiene una postura más cautelosa y desafiante.

En vísperas de su cuarto encuentro en Washington desde que Trump asumió el cargo, el presidente estadounidense ha intensificado sus esfuerzos diplomáticos. Afirmó en su plataforma Truth Social: “Tenemos una oportunidad real de lograr algo grande en Oriente Medio”. El plan, presentado a líderes árabes, incluiría un alto al fuego permanente, la liberación de todos los rehenes, la desmilitarización de Hamás y el establecimiento de una autoridad de transición en Gaza, posiblemente liderada por el ex primer ministro británico Tony Blair, antes de entregar el control a una Autoridad Palestina reformada.

Sin embargo, Netanyahu ha mostrado escepticismo.

En la ONU, calificó la creación de un Estado palestino como un “suicidio nacional” y se opone a que la Autoridad Palestina gobierne Gaza.

A pesar de ello, confirmó en una entrevista que está trabajando con el equipo de Trump en el plan, aunque “aún no está finalizado”.

La presión sobre ambos líderes es considerable.

Las familias de los rehenes israelíes han pedido a Trump que se mantenga firme y no permita que se sabotee el acuerdo. Analistas como Natan Sachs, del Instituto de Oriente Medio, señalan que el éxito de la reunión dependerá de “cuánta presión esté dispuesto a ejercer Trump sobre Netanyahu”. La dinámica entre ambos líderes, históricamente aliados, muestra signos de tensión, especialmente después de que Trump advirtiera a Israel contra la anexión de Cisjordania y criticara un ataque israelí en Catar.