UU. no estarán sujetas al arancel del 100%.

Esta política de presión directa sobre la industria farmacéutica ya ha provocado reacciones; empresas como AstraZeneca y Sanofi anunciaron programas de venta directa a pacientes con descuentos significativos para mitigar el impacto en los consumidores. Además de los medicamentos, Trump impondrá aranceles del 25% a camiones pesados, 50% a gabinetes de cocina y baño, y 30% a muebles tapizados. El presidente justificó estas medidas como necesarias para proteger a los fabricantes nacionales de la “competencia desleal exterior” y por razones de “seguridad nacional”. Sin embargo, economistas como el premio Nobel Joseph E. Stiglitz han calificado la política arancelaria de Trump como un “desastre”, advirtiendo que podría aumentar la inflación y perjudicar a los consumidores y empresas estadounidenses. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, también ha señalado que el aumento en los precios de bienes importados ya está contribuyendo a la inflación. La medida confirma la estrategia de Trump de utilizar los aranceles como herramienta para reconfigurar las cadenas de suministro globales y reducir el déficit fiscal.