Esta decisión otorga al poder ejecutivo facultades extraordinarias para actuar militarmente contra organizaciones criminales transnacionales.
En una notificación confidencial enviada a varios comités del Congreso, el presidente Donald Trump declaró que Estados Unidos se encuentra en un “conflicto armado no internacional” con los cárteles de la droga, a los cuales designó como “organizaciones terroristas” y a sus miembros como “combatientes ilegales”. Según el aviso, esta determinación se basa en los “efectos acumulativos de estos actos hostiles contra los ciudadanos e intereses de Estados Unidos y naciones extranjeras amigas”. La justificación legal presentada al Congreso busca legitimar recientes operaciones militares en el mar Caribe, que resultaron en la muerte de 17 personas en al menos tres ataques contra embarcaciones, dos de ellas procedentes de Venezuela. La administración argumenta que estas acciones no deben ser consideradas asesinatos, sino actos lícitos bajo el derecho de los conflictos armados.
Expertos legales, citados por medios como The New York Times, advierten que esta reclasificación otorga a Trump poderes de guerra, como la capacidad de neutralizar a presuntos combatientes enemigos aunque no representen una amenaza inmediata, detenerlos indefinidamente sin juicio y procesarlos en tribunales militares. Esta medida se respalda en un significativo despliegue militar en la región, que incluye al menos ocho buques de guerra, un submarino nuclear, más de 4,500 soldados y cazas F-35B en Puerto Rico, evidenciando una militarización de la lucha antidrogas, particularmente enfocada en organizaciones vinculadas a Venezuela, como el Cártel de los Soles.













