La administración envió un memorando de 10 puntos, titulado “Pacto por la Excelencia Académica en la Educación Superior”, a nueve prestigiosas instituciones, proponiendo un acuerdo que condiciona el financiamiento a la adopción de su agenda en temas como admisiones, libertad de expresión y diversidad. El documento exige a las universidades limitar la matrícula de estudiantes extranjeros de licenciatura al 15%, prohibir el uso de raza y género en admisiones y contrataciones, congelar las colegiaturas por cinco años y requerir exámenes de admisión estandarizados como el SAT o ACT.

Además, pide a las instituciones que garanticen que en sus campus no domine una sola ideología y que tomen medidas para “transformar o abolir unidades institucionales que castigan, menosprecien e incluso inciten a la violencia contra las ideas conservadoras”.

Este movimiento representa un cambio de estrategia, pasando de castigos como el recorte de fondos a ofrecer recompensas. La medida se produce después de que Trump anunciara un acuerdo con la Universidad de Harvard, según el cual la institución pagará 500 millones de dólares y abrirá escuelas de oficios a cambio de resolver meses de negociaciones y la retención de fondos federales. Mientras que la Universidad de Texas se sintió “honrada” por la invitación, otras universidades se han mostrado cautelosas, y la propuesta ha generado preocupación entre defensores de la libertad académica.