Estas críticas surgen en un momento de creciente presión sobre los funcionarios de salud de Trump, como el secretario Robert F. Kennedy Jr. y el comisionado de la FDA, Marty Makary, para reevaluar la seguridad de la mifepristona, aprobada hace 25 años. En respuesta, Kennedy y Makary se comprometieron a realizar una “revisión completa” de la seguridad del medicamento. Un portavoz del Departamento de Salud y Servicios Humanos defendió la decisión, explicando que la FDA “tiene una discreción muy limitada para decidir si aprueba un medicamento genérico” y que la ley obliga a la aprobación si se demuestra que es idéntico al de marca. Organizaciones a favor del derecho al aborto, como Reproductive Freedom for All, celebraron la medida como un funcionamiento normal del sistema, afirmando que “los científicos de carrera y los funcionarios públicos de la FDA hicieron su trabajo”.