Castiga a líderes de izquierda como Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, Gustavo Petro de Colombia y Nicolás Maduro de Venezuela con aranceles, ataques retóricos y acciones militares. Por otro lado, ofrece acuerdos económicos y un trato preferencial a presidentes como Javier Milei de Argentina y Nayib Bukele de El Salvador, quienes han elogiado su liderazgo. Ejemplos de esta política incluyen la amenaza de aranceles a Colombia si no aceptaba vuelos de deportación, la presión sobre México para que permitiera un rol militar estadounidense en la lucha contra los cárteles, y el reciente despliegue naval en el Caribe cerca de Venezuela. En el caso de Argentina, la administración prometió un rescate financiero de 20 mil millones de dólares a Milei, quien ha sido un firme defensor de Trump. Según el analista Michael Shifter, “nunca hemos visto a un presidente estadounidense tan descarado y agresivo como lo ha sido Trump en Latinoamérica”.
Este enfoque podría distanciar a líderes regionales que históricamente han buscado cooperación, pero que ahora se muestran recelosos ante el historial de intervencionismo de Washington.













