UU., centrada en una “ética guerrera” que prioriza la fuerza masculina y la lealtad política. En una reunión sin precedentes con más de 800 altos mandos militares en Quantico, Virginia, ambos líderes criticaron lo que consideran una decadencia en el ejército causada por políticas de diversidad e inclusión, o cultura "woke". Hegseth anunció directivas para restaurar el "más alto estándar masculino" en las pruebas de aptitud física, eliminar las "barbas y el cabello largo", y criticó la presencia de "generales y almirantes gordos".

Advirtió a los oficiales que no compartan esta nueva filosofía que "deberían hacer lo honorable y renunciar".

Por su parte, Trump reforzó este mensaje al declarar que el país enfrenta una "invasión desde dentro" por parte de la "izquierda radical" y extranjeros, y propuso usar las "ciudades peligrosas" de Estados Unidos como "campos de entrenamiento para nuestro ejército". Estas declaraciones se producen en un contexto en el que Trump ya ha desplegado la Guardia Nacional en ciudades gobernadas por demócratas, como Portland y Los Ángeles, para combatir la delincuencia y reforzar la aplicación de leyes migratorias. La reunión y los discursos han generado alarma entre legisladores demócratas y expertos, quienes advierten sobre la politización de una institución tradicionalmente apolítica y el riesgo de violar leyes que prohíben el uso de militares en tareas de seguridad interna.