El mandatario estadounidense se adjudicó la mediación del acuerdo, el cual, según sus declaraciones, es el octavo conflicto que ha resuelto durante su presidencia.
El plan de 20 puntos, negociado en Egipto con la participación de su yerno Jared Kushner, contempla la liberación de todos los rehenes en 72 horas, un cese al fuego inmediato y la creación de un gobierno de transición en Gaza supervisado por Estados Unidos. A pesar de su evidente interés en el galardón, Trump ha negado buscarlo activamente, afirmando que no lo hizo por el premio, sino “por la humanidad”. Aprovechó también para criticar a su predecesor, Barack Obama, por haber recibido el Nobel en 2009 “sin hacer absolutamente nada”.
La candidatura de Trump ha recibido el respaldo explícito de figuras como el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, quien declaró que Trump “merece el Nobel”, así como de las familias de los rehenes israelíes y líderes de Pakistán, Camboya y Francia. Sin embargo, los expertos se muestran escépticos, argumentando que muchos de los acuerdos que Trump proclama son treguas frágiles y no tratados de paz duraderos. Además, su estilo unilateral y sus políticas en otros ámbitos, como el cambio climático, contradicen los principios de cooperación internacional que el Comité del Nobel suele valorar.













