Esta medida representa una de las escaladas más significativas en la tensa relación económica entre las dos mayores potencias mundiales. La decisión de Trump, comunicada a través de su red social Truth Social, surge como respuesta a lo que calificó de intentos de Pekín de “imponer controles de exportación” sobre las tierras raras, minerales cruciales para la industria tecnológica y de defensa. El mandatario acusó a China de adoptar una postura “extremadamente hostil” que podría “congestionar los mercados y dificultar la vida de prácticamente todos los países”. Como consecuencia, anunció que a partir del 1 de noviembre de 2025, “o antes”, Estados Unidos impondría “un arancel del 100 por ciento a China, por encima de cualquier arancel que estén pagando actualmente”, además de establecer controles a la exportación de “todo el software crítico”. La escalada también incluyó la cancelación de su encuentro con Xi Jinping, previsto para la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Corea del Sur.

“Tenía previsto reunirme con el presidente Xi en dos semanas pero ahora parece que no hay motivo para hacerlo”, apuntó Trump. La reacción de los mercados financieros fue inmediata y severa: Wall Street sufrió un fuerte desplome, con los principales índices como el Dow Jones, el S&P 500 y el Nasdaq registrando caídas superiores al 3%, lo que representó pérdidas estimadas en 1.5 billones de dólares en capitalización.

Este anuncio rompe la frágil tregua que ambos países habían negociado tras la guerra arancelaria reavivada por Trump en abril, elevando la incertidumbre económica a nivel global.