Esta postura generó un fuerte rechazo, incluso dentro del Partido Republicano.

La senadora Susan Collins calificó la acción como “innecesaria y punitiva”, mientras que el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, responsabilizó directamente a la Casa Blanca: “No tienen que hacerlo; quieren hacerlo.

Están eligiendo insensiblemente dañar a quienes protegen al país”.

En respuesta, la Federación Estadounidense de Empleados del Gobierno (AFGE) presentó una demanda para frenar las cesantías, calificándolas de “abuso de poder destinado a castigar a los trabajadores y presionar al Congreso”.