Este hecho, sumado a la reciente imputación del exdirector del FBI James Comey, ha alimentado las críticas sobre el uso del sistema judicial contra los adversarios del presidente. Letitia James se defendió enérgicamente, describiendo los cargos como “infundados” y “una continuación de la manipulación desesperada del sistema de justicia por parte del presidente”. Acusó a Trump de “forzar a las agencias federales” a seguir sus órdenes con fines de revancha política. Este caso se produce después de que James liderara una exitosa demanda civil por fraude contra Trump y su organización, que resultó en un fallo millonario, aunque la sanción económica fue posteriormente anulada por una corte de apelaciones.