Este respaldo financiero ha generado una fuerte reacción internacional y doméstica.

La Embajada de China en Argentina criticó duramente las declaraciones de Bessent, calificándolas como una manifestación de la “mentalidad arraigada en los tiempos de la Guerra Fría” y afirmando que “América Latina y el Caribe no es el patio trasero de nadie”. Pekín acusó a Estados Unidos de intentar imponer su hegemonía y de practicar “bullying” en la región. Dentro de Estados Unidos, un grupo de senadores demócratas presentó un proyecto de ley para bloquear la ayuda, argumentando que contradice la agenda de “Estados Unidos Primero” de Trump y que beneficia a inversores adinerados y fondos de cobertura con intereses en la deuda argentina. A pesar de las críticas, la administración Trump defiende la medida como crucial para mantener la estabilidad en el hemisferio occidental y consolidar a Argentina como un aliado clave.