En el Knesset israelí, recibió múltiples ovaciones de pie y el primer ministro Benjamin Netanyahu lo describió como “el mejor amigo que Israel haya tenido jamás en la Casa Blanca”. El acuerdo negociado facilitó la liberación de los 20 rehenes israelíes que quedaban con vida y la excarcelación de casi 2,000 prisioneros palestinos. La formalización del pacto se llevó a cabo en una cumbre en Sharm el-Sheij, con la participación de los líderes de Egipto, Qatar y Turquía como mediadores. En este contexto, Trump declaró enfáticamente que “la guerra terminó”.
Sin embargo, la solidez del acuerdo enfrenta escepticismo.
Netanyahu se mostró más cauteloso, negándose a confirmar si las hostilidades se reanudarían si Hamás no se desarma, una condición que el grupo palestino no ha aceptado.
Además, el futuro de la gobernanza en Gaza y la solución de dos Estados siguen sin resolverse. Trump ha evitado posicionarse sobre el Estado palestino, declarando: “No estoy hablando de un solo Estado o doble Estado o dos Estados, estamos hablando de la reconstrucción de Gaza”. A pesar de estas incertidumbres, la iniciativa recibió elogios de figuras políticas como los expresidentes estadounidenses Joe Biden y Bill Clinton, quienes felicitaron a Trump por su labor.













