Los republicanos, liderados por Johnson, se niegan a negociar este punto hasta que el gobierno sea reabierto, creando un estancamiento que ha paralizado numerosas agencias federales.

Las consecuencias son graves y generalizadas: miles de trabajadores federales han sido suspendidos o despedidos de forma permanente, una medida calificada como “altamente inusual”.

El vicepresidente JD Vance advirtió sobre recortes “dolorosos” si la situación se prolonga. Servicios esenciales se han visto afectados, incluyendo la suspensión de la publicación de datos económicos y el cierre de museos. Además, existe la amenaza de que las primas de seguros de salud se dupliquen si no se renuevan los subsidios. Mientras los demócratas acusan a los republicanos de intransigencia, Johnson insiste en que “no negociará” bajo presión. El cierre actual ya se compara con el récord de 35 días establecido durante el primer mandato de Trump, y los analistas advierten que la creciente polarización podría afectar la estabilidad económica del país a largo plazo.