A pesar de la retórica agresiva, Trump moderó su tono posteriormente, afirmando que su intención es "ayudar a China, no perjudicarla". Por su parte, el Ministerio de Comercio de China declaró que luchará "hasta el final" si es necesario, pero mantiene abierta la puerta a la negociación, acusando a Washington de haber iniciado la escalada. Este nuevo capítulo de la guerra comercial reaviva la incertidumbre sobre la economía global.