Además de las operaciones encubiertas, el mandatario aseguró que su gobierno considera realizar ataques terrestres, declarando: “Ciertamente estamos pensando ahora en tierra, porque ya tenemos bien, bajo control, el mar”.

Esta escalada se enmarca en un despliegue militar sustancial en la región, con 10,000 tropas estadounidenses y una flotilla naval en el Caribe.

El objetivo final, según funcionarios citados, es expulsar a Maduro del poder.

Al ser cuestionado sobre si autorizó a la CIA a “remover” a Maduro, Trump calificó la pregunta como “ridícula”, pero añadió que los líderes venezolanos “estaban sintiendo la presión”. El gobierno venezolano condenó enérgicamente la medida, calificándola como una “gravísima violación del Derecho Internacional y de la Carta de las Naciones Unidas”. El presidente Nicolás Maduro respondió con un llamado a la paz, expresando: “No a la guerra, no queremos guerra en el Caribe, ni en Suramérica”.