Trump afirmó: “Creo que se logró un gran avance con la conversación telefónica de hoy”. El principal punto de fricción es la posible entrega de misiles Tomahawk a Ucrania, un tema central en la agenda de Zelenski. Putin advirtió a Trump que el suministro de este armamento significaría “un nuevo nivel de escalada” y “dañaría considerablemente” las relaciones bilaterales. El Kremlin sostiene que los misiles no cambiarían la situación en el campo de batalla, pero sí complicarían cualquier proceso de paz. A pesar de la advertencia, Trump ha manejado el tema como una herramienta de presión, comentando a periodistas que podría decirle a Putin: “Si esta guerra no se resuelve, les enviaré Tomahawks”. La cumbre en Budapest, ciudad propuesta por Trump y aceptada por Putin, representa un nuevo intento de mediación personal del presidente estadounidense, quien busca posicionarse como un pacificador global tras su intervención en el conflicto de Gaza.