La ciudad de Chicago se ha convertido en un epicentro de tensiones entre la comunidad y las fuerzas federales debido a la intensificación de los operativos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). La situación escaló con enfrentamientos en los que agentes federales utilizaron gases lacrimógenos y otras tácticas de control de multitudes contra manifestantes, lo que llevó a una jueza federal a ordenar que los agentes de migración en el área de Chicago usen cámaras corporales para garantizar la transparencia. La jueza Sara Ellis expresó su asombro por las imágenes de los enfrentamientos y manifestó su preocupación sobre el cumplimiento de sus órdenes previas, que prohibían ciertas técnicas contra manifestantes pacíficos. La administración Trump ha intentado desplegar tropas de la Guardia Nacional en la ciudad, pero un tribunal federal de apelaciones confirmó la suspensión de dicha movilización, argumentando que no se demostraron condiciones que la justificaran.
A pesar del bloqueo judicial, Trump logró el despliegue en Memphis.
La comunidad de Chicago, mayoritariamente de origen mexicano, se ha organizado para vigilar la actividad del ICE, utilizando silbatos y redes sociales para alertar sobre la presencia de agentes. El gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, ha elogiado las decisiones judiciales, acusando al gobierno federal de mentir sobre los incidentes y de actuar de manera “abominable”.
En resumenLos operativos migratorios de la administración Trump en Chicago han generado una fuerte resistencia comunitaria y una batalla legal. A pesar de los intentos de desplegar la Guardia Nacional, los tribunales han intervenido para limitar las acciones de los agentes federales, ordenando el uso de cámaras corporales y bloqueando la movilización de tropas, en un claro enfrentamiento entre el poder federal y las autoridades locales y judiciales.