La ciudad de Chicago se ha convertido en un epicentro de la resistencia contra las políticas migratorias de la administración Trump, con enfrentamientos entre residentes y agentes federales, y la preparación de una masiva protesta nacional. La tensión escaló tras el despliegue de la Guardia Nacional y la intensificación de las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) bajo la "Operación Midway Blitz", que ha resultado en más de 1,500 arrestos desde septiembre. Recientemente, se produjeron enfrentamientos en el barrio de East Side, donde agentes federales utilizaron gas lacrimógeno para dispersar a una multitud que protestaba por una persecución y detención de presuntos inmigrantes indocumentados. En respuesta a estos incidentes, una jueza federal ordenó que los agentes del ICE en el área de Chicago usen cámaras corporales durante las protestas. Además, un tribunal federal de apelaciones confirmó la suspensión del despliegue de la Guardia Nacional en la ciudad, aunque el presidente Trump ha solicitado a la Suprema Corte que levante dicha orden para proteger a los agentes federales. En este clima de confrontación, activistas de Chicago confirmaron su participación en la movilización nacional "No Kings" del 18 de octubre, que se reunirá en el Grant Park.
La protesta, organizada por una coalición que incluye a la ACLU, busca rechazar la "militarización" y las políticas que consideran autoritarias.
Los organizadores han impartido talleres para prevenir detenciones arbitrarias, anticipando una fuerte presencia de agentes migratorios.
En resumenChicago es un foco de alta tensión donde la política migratoria de Trump se enfrenta a una fuerte resistencia ciudadana y legal. Los continuos operativos federales y la respuesta de la comunidad preparan el escenario para una gran protesta nacional, mientras los tribunales intentan mediar en el conflicto entre las autoridades locales y el gobierno federal.