Decenas de periodistas de los principales medios de comunicación de Estados Unidos, incluyendo The New York Times, CNN y Fox News, entregaron sus credenciales y abandonaron sus oficinas en el Pentágono. La acción fue una protesta coordinada contra las nuevas y estrictas restricciones impuestas por la administración de Donald Trump, las cuales son consideradas una amenaza sin precedentes a la libertad de prensa. La nueva política, impulsada por el Secretario de Guerra Pete Hegseth, permite al Pentágono etiquetar a los reporteros como un "riesgo para la seguridad" y revocar sus credenciales simplemente por solicitar información a oficiales militares.
Además, busca limitar la publicación de información considerada "sensible", incluso si no está oficialmente clasificada.
La Asociación de Prensa del Pentágono señaló que la normativa "amenaza con criminalizar el reporterismo sobre seguridad nacional". La protesta fue casi unánime, con la única excepción notable de la cadena ultraconservadora One America News Network (OANN), que aceptó firmar el acuerdo. La administración defiende las reglas por motivos de "seguridad nacional", y el propio presidente Trump ha calificado a la prensa de "muy deshonesta".
Los periodistas, por su parte, argumentan que aceptar "no solicitar información" equivale a "no ser un periodista" y denuncian que el gobierno busca un control total sobre el relato informativo. A pesar de no tener acceso físico, los reporteros han anunciado que continuarán cubriendo el Departamento de Defensa a través de sus fuentes externas.
En resumenLa imposición de nuevas reglas de prensa en el Pentágono por parte de la administración Trump provocó un histórico abandono de los periodistas acreditados, quienes denuncian un intento de censura y un ataque a la transparencia gubernamental. Este enfrentamiento marca un punto crítico en la ya tensa relación entre el gobierno y los medios de comunicación.