El gobierno federal de Estados Unidos permanece en un cierre parcial que ya supera las dos semanas, debido a un estancamiento en el Senado entre republicanos y demócratas sobre la financiación de la administración. La disputa, centrada en los subsidios del programa de salud "Obamacare", ha dejado a miles de empleados federales sin sueldo y amenaza con afectar programas de asistencia alimentaria. El conflicto legislativo ha provocado que el Senado fracase en al menos diez ocasiones en aprobar una ley de gasto provisional que reabriría el gobierno hasta noviembre. Los republicanos, que controlan la Cámara de Representantes, necesitan el apoyo de al menos siete demócratas en el Senado para superar el bloqueo, pero la oposición se ha mantenido unida en su exigencia de extender los subsidios de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA), que expiran a fin de año. En respuesta al estancamiento, el presidente Donald Trump ha amenazado con eliminar permanentemente programas de ayudas públicas respaldados por los demócratas y ha iniciado despidos masivos.
La Casa Blanca proyecta que más de 10,000 empleados federales podrían ser despedidos, y más de 4,000 ya han sido cesados.
Sin embargo, una jueza federal en San Francisco bloqueó temporalmente los despidos, calificándolos de ilegales y con motivaciones políticas. El cierre ya está afectando servicios esenciales, con escasez de controladores aéreos que ha provocado retrasos en vuelos y la advertencia de que el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), que beneficia a 40 millones de personas, podría quedarse sin fondos en noviembre.
En resumenEl prolongado cierre del gobierno evidencia las profundas divisiones partidistas en Washington. La administración Trump utiliza los empleos federales como una herramienta de presión, mientras los demócratas se mantienen firmes en su defensa de los subsidios de salud, dejando servicios públicos cruciales y a miles de trabajadores en un estado de incertidumbre.