Decenas de periodistas de los principales medios de comunicación estadounidenses e internacionales abandonaron sus oficinas en el Pentágono en un acto de protesta sin precedentes. La medida fue una respuesta a las nuevas y estrictas reglas impuestas por el secretario de Guerra, Pete Hegseth, que según los reporteros, amenazan la libertad de prensa y los convertirían en "simples estenógrafos". Las nuevas normas, contenidas en un documento de 21 páginas, prohíben a los periodistas solicitar información a oficiales o personal del Departamento de Defensa sin autorización previa y limitan la publicación de información, incluso no clasificada, a lo que ya haya sido comunicado oficialmente.
La política permite al Pentágono revocar credenciales si considera que un reportero representa un "riesgo para la seguridad" simplemente por hacer preguntas.
Ante esta situación, la gran mayoría de los medios, incluyendo The New York Times, The Associated Press, CNN, y la cadena conservadora Fox News, se negaron a firmar el acuerdo y entregaron sus credenciales.
La Asociación de Prensa del Pentágono, que representa a 101 miembros, calificó la política como un "ataque sin precedentes al derecho del público a saber". El portavoz del Pentágono, Sean Parnell, desestimó la protesta, escribiendo en X: "No se les echará de menos".
El presidente Trump respaldó las restricciones, afirmando que la prensa es "muy deshonesta" y "disruptiva".
En resumenEl éxodo masivo de periodistas del Pentágono marca un punto de inflexión en la tensa relación entre la administración Trump y la prensa. Las nuevas restricciones, vistas como un acto de censura, han unificado a los medios en la defensa de su derecho a informar libremente sobre asuntos de seguridad nacional.