El presidente Donald Trump confirmó públicamente que autorizó a la CIA a realizar operaciones en Venezuela, justificando la medida por el supuesto flujo de drogas y criminales desde ese país. Además, sugirió la posibilidad de extender las operaciones a tierra, declarando: "Ciertamente estamos pensando ahora en la tierra, porque ya tenemos bien bajo control el mar".
Estas acciones han sido calificadas por el gobierno de Nicolás Maduro como una "amenaza" y una "agresión militar encubierta" con el objetivo de forzar un cambio de régimen. La legalidad de los ataques ha sido ampliamente cuestionada por expertos y legisladores demócratas, quienes los consideran ejecuciones extrajudiciales que violan el derecho internacional. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, defendió la estrategia comparando a los cárteles con "el Al Qaeda del hemisferio occidental". La tensión ha provocado la renuncia del almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur, quien según informes, había expresado preocupación por la misión. La situación ha generado una crisis diplomática regional, afectando también a Colombia, cuyo presidente ha denunciado la muerte de pescadores en estos ataques.













