El cierre parcial del gobierno federal de Estados Unidos, que comenzó el 1 de octubre, ha cumplido tres semanas sin una solución a la vista. El estancamiento entre republicanos y demócratas en el Senado ha provocado la parálisis de servicios no esenciales y ha dejado a cientos de miles de trabajadores federales sin sueldo, con la amenaza de despidos masivos si la situación persiste. El punto central del desacuerdo es la exigencia demócrata de incluir en el presupuesto una extensión de los subsidios del programa de salud Obamacare, que expiran a fin de año. Los republicanos, por su parte, se niegan a negociar sobre cualquier tema hasta que se apruebe una ley de financiamiento que reabra el gobierno. El presidente Donald Trump ha acusado a los demócratas de “mantener a todo el Gobierno federal como rehén”. El Senado ha fallado en once ocasiones consecutivas en alcanzar los 60 votos necesarios para aprobar una financiación provisional.
Las consecuencias del cierre se agravan día con día.
El secretario de Energía, Chris Wright, advirtió que la Administración Nacional de Seguridad Nuclear (NNSA) ha comenzado a suspender a 1,400 trabajadores, afectando la supervisión del arsenal nuclear del país. Además, la Administración Federal de Aviación ha reportado escasez de controladores aéreos y retrasos en vuelos.
Programas sociales clave como el WIC, que atiende a mujeres y niños, y Head Start enfrentan posibles recortes de financiamiento. La situación se encamina a una fase más delicada, ya que los funcionarios públicos que continúan en labores esenciales enfrentan el primer impago de sus nóminas, lo que promete elevar la presión sobre el Congreso y la Casa Blanca. Si el cierre supera los 21 días, se convertirá en el segundo más largo de la historia del país.
En resumenEl prolongado cierre del gobierno de EE. UU. refleja una profunda parálisis política con graves consecuencias para los trabajadores federales y servicios cruciales, incluyendo la seguridad nuclear. La disputa por los subsidios de Obamacare mantiene a republicanos y demócratas en un punto muerto, sin una solución inmediata a la vista y con un creciente costo económico y social.