El presidente Donald Trump ha iniciado un ambicioso y controvertido proyecto de remodelación en la Casa Blanca: la demolición parcial del Ala Este para construir un nuevo y masivo salón de baile. La obra, con un costo estimado de entre 200 y 250 millones de dólares, será financiada con donaciones privadas, según la administración. El nuevo salón de baile tendrá una superficie de 8,300 metros cuadrados y capacidad para albergar hasta mil personas, con el objetivo de celebrar cenas de Estado y otros eventos de gran envergadura que actualmente se realizan en carpas. Trump celebró el inicio de la construcción, afirmando ser el primer presidente en poner en marcha un proyecto que “durante 150 años todos los mandatarios han soñado con tener”.
Sin embargo, la decisión ha generado polémica. A pesar de que la administración aseguró que la nueva instalación estaría “separada de manera sustancial” del edificio principal, imágenes de corresponsales mostraron excavadoras derribando la fachada del Ala Este, un área históricamente ocupada por la oficina de la primera dama. Un funcionario de la Casa Blanca confirmó que el nuevo salón sustituirá al Ala Este. Este proyecto forma parte de un plan más amplio de remodelaciones impulsado por Trump desde su regreso al poder, que incluye decoraciones con oro en la Oficina Oval y la pavimentación del Jardín de las Rosas. Críticos, principalmente del Partido Demócrata, han calificado la obra como “excesiva” y han protestado por realizarse en un sitio protegido sin audiencias públicas previas.
Trump, por su parte, se mofó de las críticas, diciendo que el ruido de la construcción era “música” para sus oídos.
En resumenLa demolición del Ala Este para construir un salón de baile es una de las transformaciones más significativas de la Casa Blanca en décadas. Aunque el presidente Trump lo presenta como una mejora necesaria y un sueño histórico, el proyecto ha suscitado críticas por su costo, su financiamiento a través de donantes privados y la alteración de una estructura histórica protegida.