La vigilancia se concentrará en un tramo de aproximadamente 427 kilómetros del Valle del Río Bravo, una de las zonas más transitadas por migrantes y contrabandistas. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, declaró que el objetivo es “proteger el Río Grande contra la migración irregular, los narcoterroristas y otras actividades criminales” y mantener los niveles de seguridad alcanzados durante la administración de Donald Trump. Por su parte, el almirante Kevin E. Lunday, comandante de la Guardia Costera, destacó la experiencia de su fuerza en interdicción marítima y operaciones tácticas. El DHS subrayó que esta operación complementa otras medidas, como la adjudicación de contratos por 4,500 millones de dólares para la construcción de 370 kilómetros adicionales de muro fronterizo, que contará con un sistema híbrido de barreras de acero, tecnología de detección y caminos de patrullaje.