La escalada diplomática se intensificó cuando Trump calificó a Petro de “maleante”, “mal tipo” y “líder del narcotráfico”, acusándolo de fomentar la producción masiva de drogas. “Tienen fábricas de cocaína. Cultivan todo tipo de porquerías”, declaró Trump, quien ordenó la suspensión de “todos los pagos a Colombia” y amenazó con tomar “medidas muy serias” contra el país, incluyendo la imposición de nuevos aranceles. Estas acciones se producen en el contexto de una ofensiva militar estadounidense en el Caribe y el Pacífico contra presuntas “narcolanchas”, que ha elevado la tensión con gobiernos de la región. La disputa verbal se agudizó después de que Petro denunciara que una de las embarcaciones atacadas por Estados Unidos pertenecía a un “pescador humilde” y no a un grupo criminal, calificando el hecho como un “asesinato” en aguas colombianas.
En respuesta, Petro ha sido contundente.
Anunció que se defenderá “judicialmente con abogados estadounidenses en la justicia estadounidense” de lo que considera “calumnias”.
Además, ha calificado a Trump de “grosero e ignorante” y ha llamado a consultas a su embajador en Washington. El mandatario colombiano ha defendido su política antidrogas, argumentando que su gobierno ha logrado incautaciones récord y que la estrategia de Estados Unidos ha sido un “mecanismo de dominación” que ha costado un millón de vidas en América Latina. La crisis ha llevado a Colombia a evaluar la respuesta “más inteligente a la amenaza irracional” de Trump, poniendo en vilo una de las alianzas estratégicas más importantes de Washington en el hemisferio.













