El estancamiento se debe a la incapacidad del Congreso para aprobar un presupuesto, con republicanos y demócratas en un punto muerto. El Senado ha fracasado en once ocasiones para avanzar en una ley de gastos provisional. El principal punto de discordia es la exigencia demócrata de extender los subsidios de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (Obamacare), a lo que los republicanos se oponen, alegando sin pruebas que beneficia a inmigrantes indocumentados. El presidente Donald Trump ha acusado a los demócratas de “mantener a todo el Gobierno federal como rehén”. La situación se vuelve más delicada, ya que los empleados federales considerados esenciales, que han seguido trabajando sin paga, enfrentan el primer impago de sus nóminas. Esto afecta a sectores críticos como los controladores de tráfico aéreo, cuya ausencia por enfermedad fue clave para resolver el cierre histórico de 35 días durante el primer mandato de Trump. La falta de acuerdo también pone en riesgo el financiamiento del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), del que dependen 42 millones de estadounidenses. Mientras tanto, la deuda nacional bruta ha superado los 38 billones de dólares, un récord que evidencia la fragilidad fiscal en medio de la crisis política.