Trump justificó la cancelación afirmando que no quería una “reunión desperdiciada” o “inútil”.

“Simplemente no me pareció bien.

No parecía que fuéramos a llegar a donde debíamos, así que la cancelé”, declaró en el Despacho Oval. La cumbre, anunciada la semana anterior tras una llamada telefónica que Trump describió como de “grandes progresos”, fue suspendida después de una conversación entre el secretario de Estado, Marco Rubio, y el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en la que este último descartó un alto al fuego inmediato. La Casa Blanca confirmó que no hay planes para un encuentro “en el futuro inmediato”.

Este revés diplomático se produce en un contexto de creciente frustración por parte de Trump con Putin, a quien acusó de no ser “honesto ni sincero” en las negociaciones. La cancelación fue recibida con alivio en Europa, donde líderes han expresado su rechazo a cualquier acuerdo que implique la cesión de territorio ucraniano. Simultáneamente, Trump ha presionado al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para que ceda la región del Donbás, una de las principales demandas de Putin, y ha mostrado reticencia a suministrarle misiles Tomahawk de largo alcance.