La administración Trump ha impuesto nuevas y masivas sanciones contra las dos principales compañías petroleras de Rusia, Rosneft y Lukoil, en un esfuerzo por presionar al presidente Vladímir Putin para que negocie un fin a la guerra en Ucrania. La medida se produce en un contexto de estancamiento diplomático y creciente frustración por parte de Washington. El Departamento del Tesoro anunció las sanciones como una respuesta directa a la “falta de compromiso serio por parte de Rusia con un proceso de paz”. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, declaró que, ante la “negativa del presidente Putin a poner fin a esta guerra sin sentido”, Estados Unidos está sancionando a las empresas que “financian la maquinaria bélica del Kremlin”.
Las nuevas penalizaciones bloquean todos los bienes e intereses de Rosneft, Lukoil y sus filiales en territorio estadounidense, prohíben transacciones por parte de personas o empresas de EE.
UU. y las excluyen del sistema financiero del país.
El presidente Donald Trump calificó las medidas como “sanciones masivas” y expresó su esperanza de que ejerzan presión sobre Putin para que “se vuelva más sensato”. Estas acciones coinciden con la cancelación de una cumbre entre Trump y Putin, y con la visita a Washington del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, quien destacó la importancia de los sistemas de defensa antiaérea estadounidenses que los países europeos están comprando para Ucrania. La Unión Europea también acordó nuevas sanciones, incluyendo la prohibición de importación de gas natural ruso para 2026.
En resumenEl gobierno de Donald Trump sancionó a las gigantes petroleras rusas Rosneft y Lukoil para mermar la capacidad financiera del Kremlin y forzar a Vladímir Putin a negociar un alto al fuego en Ucrania. La medida, calificada como “masiva” por Trump, busca presionar a Moscú ante la negativa de poner fin a lo que Washington describe como una “guerra sin sentido”.