Trump comparó a los cárteles con grupos terroristas, refiriéndose a ellos como “el ISIS del Hemisferio Occidental” y prometió que su gobierno no se detendrá “hasta que la amenaza sea eliminada por completo”.

En un tono desafiante, el presidente descartó la necesidad de una declaración de guerra formal del Congreso para continuar con sus acciones letales. “No creo que vayamos a pedir necesariamente una declaración de guerra. Creo que simplemente vamos a matar a la gente que está introduciendo drogas en nuestro país”, afirmó.

Esta estrategia incluye los recientes ataques aéreos contra presuntas “narcolanchas” en el Caribe y el Pacífico, y Trump adelantó que las operaciones podrían expandirse a tierra firme.

La Casa Blanca justificó estas acciones como parte de una “guerra directa contra el narcotráfico”, aunque han generado críticas de analistas y organizaciones de derechos humanos por su enfoque militarista y la falta de verificación independiente de las cifras presentadas.