Las medidas implican el bloqueo de todos los activos de Rosneft y Lukoil en Estados Unidos y prohíben a las empresas estadounidenses realizar negocios con ellas. El presidente Trump, quien había pospuesto la imposición de nuevas restricciones, expresó su frustración por la falta de avances en las conversaciones de paz, declarando que no quería “una reunión desperdiciada” con Putin. La cumbre, que iba a celebrarse en Budapest, fue cancelada después de que el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, descartara un alto el fuego inmediato.

Por su parte, Putin calificó las sanciones como un “acto hostil” pero aseguró que no afectarán significativamente la economía rusa. Sin embargo, las sanciones ya han provocado un alza en los precios del petróleo y han llevado a grandes compradores como China e India a reconsiderar sus importaciones de crudo ruso por temor a sanciones secundarias. La Unión Europea también anunció un nuevo paquete de sanciones contra el sector energético ruso.