Destacadas figuras críticas del presidente Donald Trump, como la fiscal general de Nueva York, Letitia James, y el exdirector del FBI, James Comey, han sido acusadas penalmente por el Departamento de Justicia, lo que ha generado serias denuncias sobre una posible instrumentalización del sistema judicial con fines políticos. James, quien lideró un exitoso caso de fraude civil contra Trump, se declaró “no culpable” de los cargos de fraude bancario en su contra, calificando la acusación como una “herramienta de venganza”. Letitia James enfrenta cargos por fraude bancario y declaraciones falsas relacionadas con la compra de una propiedad en 2020.
Su abogado, Abbe Lowell, anunció que buscará desestimar el caso por considerarlo una “acusación vengativa y selectiva”.
James es la tercera opositora de Trump en ser imputada federalmente en las últimas semanas, junto con el exdirector del FBI James Comey, acusado de hacer declaraciones falsas al Congreso, y el exasesor de seguridad nacional John Bolton, acusado por mal uso de información clasificada. Los casos contra James y Comey fueron presentados por una fiscal designada por Trump, Lindsey Halligan, después de que el fiscal anterior renunciara alegando falta de pruebas.
Al salir del tribunal, James declaró: “Esto no se trata de mí. Se trata de todos nosotros y de un sistema de justicia que ha sido instrumentalizado (...) como herramienta de venganza”. Una encuesta de Reuters/Ipsos reciente reveló que la mayoría de los estadounidenses cree que Trump está utilizando las fuerzas del orden para atacar a sus enemigos políticos, una percepción dividida marcadamente por líneas partidistas.
En resumenFiguras clave que se han opuesto a Donald Trump, incluida la fiscal de Nueva York, Letitia James, enfrentan cargos federales, lo que ha desatado acusaciones de que la administración está usando el sistema de justicia como arma política. James se declaró inocente, enmarcando su caso como una represalia directa por haber procesado exitosamente a Trump por fraude.