Trump justificó estas acciones, que han dejado decenas de muertos, afirmando que “cada barco que destruimos, salva 25,000 vidas estadounidenses”. Descartó la necesidad de una declaración de guerra formal del Congreso, aseverando: “simplemente vamos a matar a la gente que está introduciendo drogas en nuestro país”. El mandatario adelantó que, dado que el tráfico marítimo se ha reducido, “la tierra será lo siguiente” y que informará al Congreso sobre los próximos pasos. En el mismo evento, la fiscal general Pam Bondi detalló que se han decomisado 69,000 kilos de narcóticos y más de mil armas, y que el flujo de fentanilo ha disminuido en un 50%. La estrategia ha generado fuertes críticas de los presidentes de México y Colombia, quienes la consideran una violación al derecho internacional y a su soberanía.