Como consecuencia, el mandatario anunció un aumento adicional del 10% sobre los aranceles ya existentes a los productos canadienses.

La campaña publicitaria, que se emitió durante la Serie Mundial de béisbol, utilizaba un audio de 1987 en el que Reagan advertía que las barreras comerciales “perjudican a todos los trabajadores y consumidores estadounidenses” y pueden desencadenar “feroces guerras comerciales”. La Fundación Ronald Reagan denunció que el uso del material fue “selectivo” y “tergiversado”, y que no se solicitó permiso. El primer ministro canadiense, Mark Carney, reaccionó con cautela, afirmando que su país está listo para reanudar el diálogo cuando Estados Unidos lo esté, pero también señaló que la política comercial estadounidense ha “cambiado fundamentalmente” y que Canadá buscará diversificar sus exportaciones fuera de Estados Unidos. La ruptura amenaza el futuro del T-MEC y afecta a una relación comercial de la que dependen millones de empleos en ambos países.