La reunión, calificada por Lula como “excelente” y “muy positiva”, duró aproximadamente 45 minutos y se llevó a cabo en los márgenes de la cumbre de la ASEAN.

Trump se comprometió a “dar instrucciones a su equipo para que empiece un proceso de negociación bilateral”. El origen de la tensión arancelaria se remonta a la condena judicial del expresidente brasileño Jair Bolsonaro, un aliado político de Trump, lo que provocó la represalia económica de Estados Unidos. Durante el encuentro, Trump elogió a Bolsonaro, pero Lula aseguró que ese tema es “parte del pasado de la política brasileña” y se mostró optimista sobre alcanzar una “solución definitiva”. Además de la agenda comercial, Lula aprovechó la oportunidad para ofrecerse como mediador en la creciente crisis entre Estados Unidos y Venezuela, defendiendo a América Latina como una “zona de paz”.

El canciller brasileño, Mauro Vieira, informó que Lula propuso ser un “contacto” o “interlocutor” para buscar soluciones mutuamente aceptables, una iniciativa que surge en medio del despliegue militar estadounidense en el Caribe y los ataques a presuntas narcolanchas.