Esta ofensiva se enmarca en lo que algunos senadores republicanos llaman una resurrección de la "Doctrina Monroe", con el objetivo de asegurar el dominio estadounidense en el hemisferio.

La estrategia ha provocado una crisis diplomática.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha calificado los ataques como "ejecuciones extrajudiciales" que violan el derecho internacional. En México, la presidenta Claudia Sheinbaum expresó su desacuerdo, afirmando que "queremos que se cumplan todos los tratados internacionales y no estamos de acuerdo con estos ataques como se dan". No obstante, México colaboró en el rescate de un único sobreviviente de un ataque en el Pacífico, tras una solicitud de la Guardia Costera de EE.UU., una acción que Sheinbaum calificó como humanitaria. El propio Trump ha defendido la campaña de forma contundente: "pienso que solo vamos a matar a gente que lleva drogas a nuestro país, ¿Ok?. Los vamos a matar".