La tensión se había disparado después de que la administración Trump impusiera aranceles del 50% a productos brasileños como represalia por la condena judicial contra el expresidente Jair Bolsonaro, un aliado de Trump. Durante el encuentro, Lula también propuso a Trump actuar como mediador en la creciente crisis entre Estados Unidos y Venezuela.

Según el canciller brasileño, Mauro Vieira, Lula reafirmó que "América Latina y Sudamérica son regiones de paz" y se ofreció como interlocutor para encontrar "soluciones aceptables para ambas partes".

Esta oferta se produce en un contexto de un fuerte despliegue militar estadounidense en el Caribe, que Brasil ve con preocupación. Previo a la reunión, Lula había criticado los ataques de EE.UU. a embarcaciones, advirtiendo que, si esa práctica "se convierte en moda", la región se volverá "una tierra sin ley".