Esta decisión, según Trump, entró en vigor “de inmediato”.

A cambio, China acordó reanudar las compras de soja estadounidense y poner fin al “bloqueo de tierras raras”, minerales cruciales para la industria tecnológica.

El mandatario estadounidense describió la reunión como un “éxito rotundo” y “maravillosa”, calificándola con un “12 sobre 10”. Elogió a Xi como un “gran líder de un gran país”, aunque también lo describió como un “negociador muy duro”.

Por su parte, Xi Jinping adoptó un tono conciliador, afirmando que “China y Estados Unidos pueden prosperar juntos” y que es normal que existan fricciones entre las dos mayores economías del mundo.

Aunque el encuentro concluyó sin una declaración conjunta, se mencionó la posibilidad de una nueva reunión en China en abril del próximo año, sentando las bases para futuras negociaciones y un posible marco de diálogo permanente sobre comercio y tecnología.