UU. se realizó en 1992.
La justificación directa de Trump apunta a los recientes avances armamentísticos de sus rivales. Mencionó específicamente las maniobras de las fuerzas nucleares rusas dirigidas por Vladímir Putin, que incluyeron el lanzamiento de un misil balístico intercontinental Yars y la prueba del dron submarino con capacidad nuclear Poseidón. Trump también expresó preocupación por el crecimiento del arsenal chino, advirtiendo que en cinco años “la situación se igualará”.
El mandatario afirmó que, aunque “odiaba hacerlo”, no tenía “otra opción” para mantener la paridad estratégica.
Este giro radical en la política de contención nuclear, mantenida por Washington durante décadas, podría detonar una nueva carrera armamentista global y aumentar las tensiones internacionales.
El anuncio se produjo poco antes de su reunión con el presidente chino Xi Jinping, añadiendo una capa de complejidad a las ya tensas negociaciones comerciales y geopolíticas entre ambas superpotencias.
Expertos y analistas advierten que la medida podría socavar los tratados internacionales de no proliferación y generar una condena global.













