Trump impuso los aranceles en represalia por la causa judicial contra el expresidente brasileño Jair Bolsonaro, un aliado político del mandatario estadounidense, quien fue condenado por golpismo.

Durante el encuentro, Trump elogió a Bolsonaro, mientras Lula se mostraba impaciente.

A pesar de las diferencias, ambos líderes acordaron que sus equipos se reunirán “de inmediato” para buscar soluciones. Brasil busca mitigar el impacto de las tarifas en su economía, mientras que Trump, aunque no aclaró si rebajaría los aranceles, se mostró abierto a lograr “acuerdos muy buenos”.

Además de la agenda comercial, Lula aprovechó la ocasión para ofrecerse como mediador en la creciente crisis entre Estados Unidos y Venezuela, defendiendo a América Latina como una “región de paz”. La disposición de ambos presidentes a dialogar sugiere un posible cambio de rumbo en la política de la Casa Blanca hacia Brasil, aunque el trasfondo ideológico y las tensiones regionales siguen siendo un factor de peso en la relación.