En la sede de las Naciones Unidas, una abrumadora mayoría de 165 países, incluido México, votó a favor de la resolución que pide poner fin al embargo impuesto a Cuba desde 1960.
Sin embargo, Estados Unidos, junto a aliados como Israel, Argentina y Ucrania, votó en contra.
El subsecretario de Estado estadounidense, Christopher Landau, calificó la postura de México como “triste” y basada en “fantasías”. “No existe ningún bloqueo comercial a Cuba”, escribió Landau en la red social X, argumentando que la isla “recibe libremente bienes y visitantes de muchísimos países”.
Según el funcionario, el término “bloqueo” es una narrativa del régimen cubano para culpar a otros de su “pésima gestión económica”. La postura de Washington es que las medidas son un “embargo”, una serie de leyes aprobadas por su Congreso que prohíben transacciones económicas por parte de ciudadanos estadounidenses. Por su parte, México, a través de su embajador ante la ONU, Héctor Vasconcelos, reafirmó su solidaridad con Cuba y la “necesidad urgente de poner fin al bloqueo”, argumentando que las sanciones unilaterales dañan el bienestar de los pueblos. La administración Trump también excluyó a Cuba de la lista de países caribeños que recibirían ayuda humanitaria por el huracán Melissa, una decisión comunicada por el secretario de Estado, Marco Rubio.













