Añadió que el presidente prefiere dialogar directamente con líderes mundiales sobre temas energéticos.

Esta decisión se produce después de que Trump retirara a Estados Unidos del Acuerdo de París por segunda vez tras su regreso al poder.

En los últimos meses, la administración ha ejercido presión a nivel mundial para impulsar los combustibles fósiles, llegando a amenazar a países con represalias si aceptan sistemas de fijación de precios del carbono. Los defensores del clima temen que el gobierno intente retirarse de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el tratado que sustenta el Acuerdo de París, lo que podría impedir que futuros gobiernos se reincorporen. A pesar de la postura federal, se espera que más de 100 líderes estatales y locales de Estados Unidos, incluyendo gobernadores y alcaldes, participen en las conversaciones en Belém, demostrando un compromiso continuo a nivel subnacional.