Los nuevos impuestos aduaneros se aplican a camiones de clase 3 a 8 y sus componentes. Aunque la producción de camiones pesados de los grandes fabricantes se realiza mayoritariamente en Estados Unidos, una parte significativa de los camiones medianos de marcas como Ford, General Motors y Stellantis proviene de México. Según datos del Departamento de Comercio de EE. UU., de enero a julio, casi el 80% de los 32,410 millones de dólares en camiones, autobuses y vehículos especiales importados por Estados Unidos procedieron de México. La intención del gobierno de Trump es favorecer la industria nacional, reducir el déficit comercial y generar nuevos ingresos.

Sin embargo, el lobby de transportistas American Trucking Associations había solicitado al gobierno que renunciara a estos aranceles.

Existen algunas exenciones para los camiones provenientes de Canadá y México bajo el tratado T-MEC, siempre que su producción cumpla con los criterios establecidos. Para estos vehículos, solo las piezas no fabricadas en Norteamérica estarán sujetas al arancel del 25%, aunque su aplicación está pendiente de determinación por el Departamento de Comercio. En contraste, los autobuses de ambos países vecinos sí estarán sujetos plenamente al arancel del 10%.