Los demócratas han bloqueado la aprobación de una partida presupuestaria provisional, condicionando su apoyo a la extensión de los subsidios del programa de seguros de salud asequibles, conocido como Obamacare, que expiran a final de año.
Por su parte, los republicanos, instados por la Casa Blanca, se niegan a negociar hasta que se reabra el gobierno. El presidente Donald Trump ha intensificado la presión, pidiendo públicamente a los líderes republicanos del Senado, como John Thune, que eliminen la regla del filibusterismo, una táctica que requiere 60 votos para avanzar la legislación. Sin embargo, los líderes republicanos han rechazado esta “opción nuclear”, temiendo que siente un precedente perjudicial para cuando sean minoría.
Las consecuencias del cierre son cada vez más graves: unos 730,000 trabajadores federales, incluyendo controladores aéreos, continúan trabajando sin sueldo.
Esta escasez de personal ha provocado retrasos significativos y paros temporales en aeropuertos importantes como el JFK, LaGuardia y Newark.
Además, la crisis amenaza con suspender el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), del que dependen 42 millones de estadounidenses para su alimentación.













